Y de postre... HELADO!

En cualquier restaurante o bar, a la hora del postre, parece que siempre se repite para mí la misma historia.
-¿Les apetece tomar algo de postre?- pregunta amablemente el camarero.
-¿Tienen alguno que no tenga lactosa?- pregunto sin demasiadas esperanzas.
A lo cual el camarero me responde apenado que no, o va a preguntar a cocina, e igualmente me responde en negativo. Entonces se producen unos segundos de tensión en la mesa, porque el resto de comensales no saben muy bien si pedir postre o acompañarme en mi abstinencia dulcera. Yo siempre los animo a que pidan y hagan un "esfuerzo" por disfrutarlo, por mí. Tras el postre, toca pedir la cuenta y pagar, y los que mejor me conocen ya saben lo que viene después.

Toca buscar un helado como premio a mi compostura, ante el desfile de tartas, brownies, y postres con pinta a cada cual mas buena, que he tenido que observar sin probar. Y para felicidad de todos, casi en el 100% de heladerías, y más en las artesanas, hay una opción de helado sin lactosa.

La palabra clave que buscamos entre los nombres de los helados es sorbete. En la primera foto el helado es mitad sorbete de mandarina y mitad sorbete de frambuesa. Y en la segunda imagen, mitad sorbete de mango, mitad chocolate puro, que en esta heladería lo hacen con leche de soja, lo que lo convierte en una opción igual de válida. Según wikipedia el sorbete se carcteriza por no llevar ingredientes grasos, como la leche y la nata, por lo que no debería contener en ningún caso lactosa, pero lo mejor es preguntar al heladero, por si acaso.

Hay algunas heladería artesanas que hacen helados con leche de soja, perfectos para personas con intolerancia a la lactosa. Es el caso de este helado de turrón.


Tengo que decir que no sabe mucho a turrón, más bien sabe a helado de soja con trocitos de almendra. A pesar de ello es uno de mis preferidos, porque a veces hecho de menos en los sorbetes la cremosidad propia del helado.

¡A disfrutar!

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