Comer fuera de casa para cualquier persona con una intolerancia o alergia puede resultar a veces una tarea complicada, por ello quiero compartir algunos consejos, que me ayudan a la hora de elegir plato, para que mi estómago y yo no acabemos peleados a la hora de la digestión.
1. Preguntar. Puede parecer muy obvio, pero si tenemos dudas de si algún plato concreto de la carta tiene lactosa en alguna de sus variantes, preguntar al camarero es la manera más directa de salir de dudas.
2. Si los platos van acompañados de una lista de ingredientes (pizza, pasta, ensalada...), asegurarnos que no se nos cuela ningún tipo de queso.
3. Evitar en la medida de lo posible las salsas: pueden contener mantequilla o nata. Las mayonesa, los aliolis y la salsa rosa a veces van con leche, ante la duda preguntar es la mejor opción.
4. Alejarnos de los gratinados, en el 99.9% de los casos van con queso.
Eliminando cualquier plato que entre en las categorías anteriores las opciones pueden volverse algo limitadas. Pero no hay que desanimarse, sigue habiendo platos con las que chuparnos los dedos, que podemos comer sin problemas.
Ensaladas:
Restaurante mexicano. Esta lleva: pollo, distintos tipos de lechuga, aguacate, tomate y está aderezada con una vinagreta de mostaza y miel.
Pasta:
Restaurante italiano. Suelen ser los más complicados a la hora de elegir. Este plato lleva: pasta, aceite, ajo y pimentón.
Paellas/Arroces:
Mientras evitemos los Rissotos, que llevan parmesano y mantequilla, los arroces son un plato que no suele contener lactosa. Este lleva: arroz, langostinos y gambas como ingredientes principales.
Guisos de pescado o de carne:
Suelen ser una muy buena opción. Este lleva: rape, langostinos, almejas, cocinados como al pil-pil (aceite de oliva, ajo y perejil)
Pescados y carnes a la parrilla.
Chiringuito de Málaga. Espeto de sardinas.
¡Que aproveche!
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