Ingredientes:
Es importante que usemos margarina en vez de mantequilla si queremos mantener este plato libre de lactosa.
Antes de empezar con la receta precalentamos el horno a 220ºC.
Preparación del relleno:
Una vez terminado este paso, podemos probar y en el caso de que lo veamos conveniente salpimentar. Mientras dejamos que el relleno se atempere, prepararemos la pasta filo.
Cortaremos la pasta en tiras cuyo ancho dependerá de lo grandes que queramos los triángulos. En mi caso corté las láminas de pasta a la mitad, paralelamente al lado más largo.
Colocamos los triángulos sobre papel vegetal en la bandeja del horno, y horneamos durante unos 10-12 min a 220ºC. Et Voilà!
Se pueden hacer infinidad de rellenos para estos triángulos. Como me sobraron tres tiras de pasta filo, decidí preparar algo rápido: partí tomate cherry en daditos, piqué un poco de hierbabuena y le añadí queso fresco sin lactosa, y la verdad no sabría decir si estaban más buenos los triángulos de tomate y queso o los de champiñones y jamón.
¡A disfrutar!
Jamón Cocido/Pechuga de Pavo sin lactosa
Aún no he conseguido entender cual es la función de la leche en polvo en alimentos como el jamón cocido o la pechuga de pavo, porque he probado algunos que no la incluyen y en mi opinión tienen el mismo sabor, textura, consistencia y jugosidad, que las que sí la incluyen. Aún así es un ingrediente muy común, y lo raro es no encontrarla en este tipo de embutidos. Hoy os traigo dos parejitas de jamón/pavo sin lactosa.
La primera es de la marca Hacendado, pero producida por Casa Tarradellas.
La segunda de la marca Argal, Bonnatur.
No hay mucho que decir sobre este tipo de productos, salvo que el pavo, como en la mayoría de los casos, no tiene mucho sabor. Son perfectos para tomar en el desayuno o como un pequeño aperitivo a media mañana por su reducido aporte calórico. Cada vez son más las marcas, que apuestan por la producción de embutidos sin lactosa, por lo que resulta fácil encontrarlos en cualquier supermercado.
¡A disfrutar!
La primera es de la marca Hacendado, pero producida por Casa Tarradellas.
La segunda de la marca Argal, Bonnatur.
No hay mucho que decir sobre este tipo de productos, salvo que el pavo, como en la mayoría de los casos, no tiene mucho sabor. Son perfectos para tomar en el desayuno o como un pequeño aperitivo a media mañana por su reducido aporte calórico. Cada vez son más las marcas, que apuestan por la producción de embutidos sin lactosa, por lo que resulta fácil encontrarlos en cualquier supermercado.
¡A disfrutar!
Un cambio positivo
Como todo lo que implica renuncia, las intolerancias o alergias alimentarias, hay momentos en los que pueden hacerse muy cuesta arriba. Porque hay momentos en los que nos entra antojo de algo que sabemos que no podemos oler ni de lejos, y aunque el abanico de posibilidades cada días es más amplio, nunca nos da todo el fresquito que nos gustaría. Como la parte negativa la conocemos todos muy bien, hoy quiero centrarme en los detalles positivos.
Personalmente veo la intolerancia como una ola gigante. Al principio inundó mi pequeño mundo como un tsunami. De repente y sin avisar. Se acabó el queso, el chocolate, los pasteles, los helados, la carbonara, las salsitas... Pudo conmigo. Mi salida fue esconderme detrás de un muro, y me agarré a la excusa de que un poco hace daño a nadie, o un día es un día. Pero seamos realistas, el plan hacía aguas, nunca mejor dicho, y se colaba por todas partes. Los problemas de estómagos eran permanentes, me despertaba día tras día hinchada y con dolores tremendos de barriga, es decir tal y como me había acostado la noche anterior. Hasta que me planté y dije BASTA.
Si la vida te manda una ola, aprende a surfear.
El cambio esos días fue más mental que físico. Me alejé de la lactosa por completo y empecé a buscar alternativas que me sentaran bien, con los que poder satisfacer los pequeños antojos. La fruta se convirtió en mi mejor aliada en los momentos en los que necesitaba algo dulce. Dejé los alimentos muy industrializados, porque pueden contener lactosa aprovechando sus propiedades endulzantes, conservantes, o potenciadoras del sabor. En vez de quejarme por lo que no podía comer, me alegraba cada vez que encontraba un nuevo producto que sí podía comer. En definitiva traté de que el cambio fuera encaminado a comer más sano y a llevar un estilo de vida más saludable. Y los resultados se notan tanto por dentro como por fuera.
Hoy, siete meses más tarde, ya no tengo que decidir si echo más de menos el queso o el helado. Y este blog es testigo de ello.
Todo en esta vida depende del cristal con que se mire.
¡A disfrutar!
Personalmente veo la intolerancia como una ola gigante. Al principio inundó mi pequeño mundo como un tsunami. De repente y sin avisar. Se acabó el queso, el chocolate, los pasteles, los helados, la carbonara, las salsitas... Pudo conmigo. Mi salida fue esconderme detrás de un muro, y me agarré a la excusa de que un poco hace daño a nadie, o un día es un día. Pero seamos realistas, el plan hacía aguas, nunca mejor dicho, y se colaba por todas partes. Los problemas de estómagos eran permanentes, me despertaba día tras día hinchada y con dolores tremendos de barriga, es decir tal y como me había acostado la noche anterior. Hasta que me planté y dije BASTA.
Si la vida te manda una ola, aprende a surfear.
El cambio esos días fue más mental que físico. Me alejé de la lactosa por completo y empecé a buscar alternativas que me sentaran bien, con los que poder satisfacer los pequeños antojos. La fruta se convirtió en mi mejor aliada en los momentos en los que necesitaba algo dulce. Dejé los alimentos muy industrializados, porque pueden contener lactosa aprovechando sus propiedades endulzantes, conservantes, o potenciadoras del sabor. En vez de quejarme por lo que no podía comer, me alegraba cada vez que encontraba un nuevo producto que sí podía comer. En definitiva traté de que el cambio fuera encaminado a comer más sano y a llevar un estilo de vida más saludable. Y los resultados se notan tanto por dentro como por fuera.
Hoy, siete meses más tarde, ya no tengo que decidir si echo más de menos el queso o el helado. Y este blog es testigo de ello.
Todo en esta vida depende del cristal con que se mire.
¡A disfrutar!
La barbacoa
La barbacoa, la barbacoa, como me gusta la barbecu... Pero #SinLactosaPorFavor
Hoy os propongo un pequeño juego: intentar adivinar cuales de las siguientes carnes/embutidos podría comer una persona intolerante a la lactosa
Si has elegido las costillas: vuelve a intentarlo.
Si has elegido el chorizo criollo (arriba derecha): calentito pero no.
Si has elegido las chistorras rojas: ¡Enhorabuena!
Si has elegido los filetes (izquierda): vuelve a intentarlo.
No podía imaginarme que incluso comprar carne/embutidos para la barbacoa fuese una tarea tan complicada. En el caso de la carne es por la manera de aliñarla, muchas veces le añaden lactosa como conservante, y en el caso de los embutidos, se les añade lactosa para mejorar su textura o directamente incluyen la leche entre sus ingredientes.
Como siempre el mejor consejo que puedo daros es que, ante cualquier duda, preguntéis al canicero por la composición de la condimentación de la carne, o como solución más simple, compreis carne sin aliñar, que también está riquísima y no da ningún problema de digestión.
¡Que aproveche!
Hoy os propongo un pequeño juego: intentar adivinar cuales de las siguientes carnes/embutidos podría comer una persona intolerante a la lactosa
Si has elegido las costillas: vuelve a intentarlo.
Si has elegido el chorizo criollo (arriba derecha): calentito pero no.
Si has elegido las chistorras rojas: ¡Enhorabuena!
Si has elegido los filetes (izquierda): vuelve a intentarlo.
No podía imaginarme que incluso comprar carne/embutidos para la barbacoa fuese una tarea tan complicada. En el caso de la carne es por la manera de aliñarla, muchas veces le añaden lactosa como conservante, y en el caso de los embutidos, se les añade lactosa para mejorar su textura o directamente incluyen la leche entre sus ingredientes.
Como siempre el mejor consejo que puedo daros es que, ante cualquier duda, preguntéis al canicero por la composición de la condimentación de la carne, o como solución más simple, compreis carne sin aliñar, que también está riquísima y no da ningún problema de digestión.
¡Que aproveche!
Yogur líquido Sin Lactosa
Hay días que el despertador suena más tarde de lo previsto, o que el peine parace que tiene fijación con nosotros, o que abrimos el armario y no nos gusta nada de lo que vemos. Intentamos hacer todo deprisa y corriendo mientras el tiempo se nos echa encima y al final salimos de casa medio arreglados y casi sin desayunar. Para mí, esos días el yogur líquido era la opción perfecta, porque es rápido de tomar, nos aporta nutrientes y nos llena, por lo menos hasta media mañana. Por eso me alegré tanto cuando por fin encontré una opción sin lactosa en el supermercado: Yogur Líquido Sin Lactosa de fresa y plátano de la marca Kaiku.
Cada paquete contiene 6 botellitas, el único inconveniente que he encontrado es que son muy pequeñas, y a veces una solo no basta para saborearlo. Por otro lado, cuentan con el sello de ADILAC, lo cual siempre es garantía de que estaremos en paz con nuestro estómago al tomarlo.
¡A disfrutar!
Cada paquete contiene 6 botellitas, el único inconveniente que he encontrado es que son muy pequeñas, y a veces una solo no basta para saborearlo. Por otro lado, cuentan con el sello de ADILAC, lo cual siempre es garantía de que estaremos en paz con nuestro estómago al tomarlo.
¡A disfrutar!
Berenjenas a la carbonara (Sin Lactosa)
Hoy os traigo una receta sencillita y deliciosa.
Ingredientes y preparativos:
A cocinar!
Los únicos ingredientes que pueden darnos problemas de esta receta son la nata y el bacon, pero podemos encontrar opciones sin lactosa de ambos productos en la mayoría de los supermercados. La nata que hemos usado para esta receta es de la marca Asturiana, y como muchos otros productos tiene <0,1 g de lactosa. Con respeto al sabor y la textura, tal y como nos indican en el envase, son idénticos a los de la nata tradicional.
¡Que aproveche!
Ingredientes y preparativos:
A cocinar!
Los únicos ingredientes que pueden darnos problemas de esta receta son la nata y el bacon, pero podemos encontrar opciones sin lactosa de ambos productos en la mayoría de los supermercados. La nata que hemos usado para esta receta es de la marca Asturiana, y como muchos otros productos tiene <0,1 g de lactosa. Con respeto al sabor y la textura, tal y como nos indican en el envase, son idénticos a los de la nata tradicional.
¡Que aproveche!
Y de postre... HELADO!
En cualquier restaurante o bar, a la hora del postre, parece que siempre se repite para mí la misma historia.
-¿Les apetece tomar algo de postre?- pregunta amablemente el camarero.
-¿Tienen alguno que no tenga lactosa?- pregunto sin demasiadas esperanzas.
A lo cual el camarero me responde apenado que no, o va a preguntar a cocina, e igualmente me responde en negativo. Entonces se producen unos segundos de tensión en la mesa, porque el resto de comensales no saben muy bien si pedir postre o acompañarme en mi abstinencia dulcera. Yo siempre los animo a que pidan y hagan un "esfuerzo" por disfrutarlo, por mí. Tras el postre, toca pedir la cuenta y pagar, y los que mejor me conocen ya saben lo que viene después.
Toca buscar un helado como premio a mi compostura, ante el desfile de tartas, brownies, y postres con pinta a cada cual mas buena, que he tenido que observar sin probar. Y para felicidad de todos, casi en el 100% de heladerías, y más en las artesanas, hay una opción de helado sin lactosa.
La palabra clave que buscamos entre los nombres de los helados es sorbete. En la primera foto el helado es mitad sorbete de mandarina y mitad sorbete de frambuesa. Y en la segunda imagen, mitad sorbete de mango, mitad chocolate puro, que en esta heladería lo hacen con leche de soja, lo que lo convierte en una opción igual de válida. Según wikipedia el sorbete se carcteriza por no llevar ingredientes grasos, como la leche y la nata, por lo que no debería contener en ningún caso lactosa, pero lo mejor es preguntar al heladero, por si acaso.
Hay algunas heladería artesanas que hacen helados con leche de soja, perfectos para personas con intolerancia a la lactosa. Es el caso de este helado de turrón.
Tengo que decir que no sabe mucho a turrón, más bien sabe a helado de soja con trocitos de almendra. A pesar de ello es uno de mis preferidos, porque a veces hecho de menos en los sorbetes la cremosidad propia del helado.
¡A disfrutar!
-¿Les apetece tomar algo de postre?- pregunta amablemente el camarero.
-¿Tienen alguno que no tenga lactosa?- pregunto sin demasiadas esperanzas.
A lo cual el camarero me responde apenado que no, o va a preguntar a cocina, e igualmente me responde en negativo. Entonces se producen unos segundos de tensión en la mesa, porque el resto de comensales no saben muy bien si pedir postre o acompañarme en mi abstinencia dulcera. Yo siempre los animo a que pidan y hagan un "esfuerzo" por disfrutarlo, por mí. Tras el postre, toca pedir la cuenta y pagar, y los que mejor me conocen ya saben lo que viene después.
Toca buscar un helado como premio a mi compostura, ante el desfile de tartas, brownies, y postres con pinta a cada cual mas buena, que he tenido que observar sin probar. Y para felicidad de todos, casi en el 100% de heladerías, y más en las artesanas, hay una opción de helado sin lactosa.
La palabra clave que buscamos entre los nombres de los helados es sorbete. En la primera foto el helado es mitad sorbete de mandarina y mitad sorbete de frambuesa. Y en la segunda imagen, mitad sorbete de mango, mitad chocolate puro, que en esta heladería lo hacen con leche de soja, lo que lo convierte en una opción igual de válida. Según wikipedia el sorbete se carcteriza por no llevar ingredientes grasos, como la leche y la nata, por lo que no debería contener en ningún caso lactosa, pero lo mejor es preguntar al heladero, por si acaso.
Hay algunas heladería artesanas que hacen helados con leche de soja, perfectos para personas con intolerancia a la lactosa. Es el caso de este helado de turrón.
Tengo que decir que no sabe mucho a turrón, más bien sabe a helado de soja con trocitos de almendra. A pesar de ello es uno de mis preferidos, porque a veces hecho de menos en los sorbetes la cremosidad propia del helado.
¡A disfrutar!
Todo tiene lactosa...
Hasta que se demuestre lo contrario.
Los primeros datos de aislamiento de la lactosa se remontan al año 1633 y se realizó por medio de evaporación de suero. Desde entonces la lactosa está disponible comercialmente y se utiliza con fines muy variados en infinidad de productos.
Beneficios de la lactosa:
1. Se emplea en algunos productos para disminuir su dulzor, ya que es poco dulce comparada con la sacarosa.
2. Reacciona con ciertos aditivos (hidrólisis con betagalactosidasa), potenciando el dulzor del producto.
3. En la industria de la panificación se utiliza para conseguir un mejor color en los productos horneados.
4. Es muy estable ante la humedad, por lo que minimiza los riesgos de endurecimiento y apelmazamiento de los productos que la contengan.
5. La lactosa se utiliza frecuentemente en la industria de sabores como un portador ideal del sabor en aromas volátiles.
6. Es un producto estable y fácil de utilizar.
7. Mejora el cuerpo, la textura, la "masticabilidad" en incluso la vida de los productos que la contienen.
Por todo ello la lactosa se ha abierto camino en muchas bebidas y alimentos, por ejemplo productos cárnicos (chacina), postres, dulces... etc. No es raro pues, que en la lista de ingredientes del producto menos pensado aparezca la lactosa. Mi consejo: leer la composición de todo lo que compremos, preguntar si no especifica alérgenos y ante la duda evitar.
Todo tiene lactosa hasta que se demueste lo contrario.
Para más información: El Ingrediente Multiusos
Los primeros datos de aislamiento de la lactosa se remontan al año 1633 y se realizó por medio de evaporación de suero. Desde entonces la lactosa está disponible comercialmente y se utiliza con fines muy variados en infinidad de productos.
Beneficios de la lactosa:
1. Se emplea en algunos productos para disminuir su dulzor, ya que es poco dulce comparada con la sacarosa.
2. Reacciona con ciertos aditivos (hidrólisis con betagalactosidasa), potenciando el dulzor del producto.
3. En la industria de la panificación se utiliza para conseguir un mejor color en los productos horneados.
4. Es muy estable ante la humedad, por lo que minimiza los riesgos de endurecimiento y apelmazamiento de los productos que la contengan.
5. La lactosa se utiliza frecuentemente en la industria de sabores como un portador ideal del sabor en aromas volátiles.
6. Es un producto estable y fácil de utilizar.
7. Mejora el cuerpo, la textura, la "masticabilidad" en incluso la vida de los productos que la contienen.
Por todo ello la lactosa se ha abierto camino en muchas bebidas y alimentos, por ejemplo productos cárnicos (chacina), postres, dulces... etc. No es raro pues, que en la lista de ingredientes del producto menos pensado aparezca la lactosa. Mi consejo: leer la composición de todo lo que compremos, preguntar si no especifica alérgenos y ante la duda evitar.
Todo tiene lactosa hasta que se demueste lo contrario.
Para más información: El Ingrediente Multiusos
Meriendas sin Lactosa para todos los gustos
Hoy os propongo tres sencillas meriendas con las que contentar a todo tipo de estómago: desde los más golosos hasta los que quieran cuidar un poco más la línea. #BuenasTardesConAlegria
Opción 1: Plátano helado
Esta es la opción más sana y más sencilla porque se compone de un sólo ingrediente, el plátano.
Necesitaremos:
Cortamos el plátano en rodajas, las ponemos en el cuenco y lo metemos en el congelador durante unas dos horas. Si el plátano es pequeño y hemos cortado rodajas finitas, puede bastar con una hora y media.
Una vez fuera del congelador podemos comerlo tal cual con un tenedor, separando con cuidado los trozos, o batir el plátano con un chorrito de leche sin lactosa, y obtendremos una crema fresquita con una consistencia muy parecida al helado.
El plátano es una de las frutas mas nutritivas y es ideal para personas que vayan a realizar ejercicio físico. El aporte calórico de esta merienda depende de la cantidad de plátano que tomemos pero para hacernos una idea 100g de platáno son unas 110 kcal aproximadamente.
Opción 2: Yogurt con frutos secos
Esta opción, igual de sencilla que la anterior, puede satisfacer a los estómagos más golosos.
Necesitaremos:
En este caso no hay mucho que explicar: echamos en el yogurt (en mi caso Natilla de Chocolate sin lactosa de la marca Kaiku) la cantidad de frutos secos que queramos (en mi caso nueces), y listo para degustar. Si no tenemos natillas, un yogurt natural azucarado sin lactosa es muy buena opción también. No recomiendo usar yogures de sabores como por ejemplo el de fresa sin lactosa se Kaiku porque al juntarlo con los frutos secos chocan los sabores.
Esta merienda nos aporta calcio, gracias a las natillas (que son muy cremosas y tienen un intenso sabor a chocolate), y fibra, hidratos de carbonos y proteínas, gracias a las nueces. Sin embargo las nueces como el resto de frutos secos aportan una gran cantidad de calorías por ello no es recomendables comerlas en cantidades muy abundantes. El aporte calórico de esta merienda depende de la cantidad de nueces pero aproximadamente podría ser de 290 kcal, 146 kcal de la natilla y 144 kcal que nos aportan 25g de nueces.
Opción 3: Dulce y zumo
Esta merienda es perfecta si vamos con prisa y no tenemos tiempo de preparar nada.
Necesitaremos:
Es complicado encontrar dulces que no contengan lactosa entre sus ingredientes, pero las tortas de aceite de Inés Rosales afortunadamente no llevan nada de leche y por tanto son perfectas para una merienda sin lactosa. Además están hechas a mano y sólo con ingredientes naturales, sin colorantes ni conservantes, lo que las convierte en uno de los dulces más saludables que podemos encontrar en los supermercados. Con los zumos hay que tener especial cuidado ya que pueden contener leche, y pueden llevar azúcares añadidos, dos cosas que debemos evitar. El aporte calórico de esta merienda es de unas 253 kcal aproximadamente, 102 kcal del zumo y 151 kcal de la torta.
¡A disfrutar!
Opción 1: Plátano helado
Esta es la opción más sana y más sencilla porque se compone de un sólo ingrediente, el plátano.
Necesitaremos:
Cortamos el plátano en rodajas, las ponemos en el cuenco y lo metemos en el congelador durante unas dos horas. Si el plátano es pequeño y hemos cortado rodajas finitas, puede bastar con una hora y media.
Una vez fuera del congelador podemos comerlo tal cual con un tenedor, separando con cuidado los trozos, o batir el plátano con un chorrito de leche sin lactosa, y obtendremos una crema fresquita con una consistencia muy parecida al helado.
El plátano es una de las frutas mas nutritivas y es ideal para personas que vayan a realizar ejercicio físico. El aporte calórico de esta merienda depende de la cantidad de plátano que tomemos pero para hacernos una idea 100g de platáno son unas 110 kcal aproximadamente.
Opción 2: Yogurt con frutos secos
Esta opción, igual de sencilla que la anterior, puede satisfacer a los estómagos más golosos.
Necesitaremos:
En este caso no hay mucho que explicar: echamos en el yogurt (en mi caso Natilla de Chocolate sin lactosa de la marca Kaiku) la cantidad de frutos secos que queramos (en mi caso nueces), y listo para degustar. Si no tenemos natillas, un yogurt natural azucarado sin lactosa es muy buena opción también. No recomiendo usar yogures de sabores como por ejemplo el de fresa sin lactosa se Kaiku porque al juntarlo con los frutos secos chocan los sabores.
Esta merienda nos aporta calcio, gracias a las natillas (que son muy cremosas y tienen un intenso sabor a chocolate), y fibra, hidratos de carbonos y proteínas, gracias a las nueces. Sin embargo las nueces como el resto de frutos secos aportan una gran cantidad de calorías por ello no es recomendables comerlas en cantidades muy abundantes. El aporte calórico de esta merienda depende de la cantidad de nueces pero aproximadamente podría ser de 290 kcal, 146 kcal de la natilla y 144 kcal que nos aportan 25g de nueces.
Opción 3: Dulce y zumo
Esta merienda es perfecta si vamos con prisa y no tenemos tiempo de preparar nada.
Necesitaremos:
Es complicado encontrar dulces que no contengan lactosa entre sus ingredientes, pero las tortas de aceite de Inés Rosales afortunadamente no llevan nada de leche y por tanto son perfectas para una merienda sin lactosa. Además están hechas a mano y sólo con ingredientes naturales, sin colorantes ni conservantes, lo que las convierte en uno de los dulces más saludables que podemos encontrar en los supermercados. Con los zumos hay que tener especial cuidado ya que pueden contener leche, y pueden llevar azúcares añadidos, dos cosas que debemos evitar. El aporte calórico de esta merienda es de unas 253 kcal aproximadamente, 102 kcal del zumo y 151 kcal de la torta.
¡A disfrutar!
Galletas Sin Lactosa
Hoy toca hablar de las Galletas Sin Lactosa: Dibus Angry Birds de gullón. #BuenosDiasConAlegria
Son perfectas para casi todo tipo de estómago, ya que no tienen ni huevo, ni frutos secos, ni lactosa ni proteínas de la leche. Se podría pensar que elimiando todos esos ingredientes es poco probable que sepan bien, pero las he encontrado muy parecidas a las galletas de toda la vida. Sí que he notado que son un poco más secas, pero suele pasar con las galletas sin lactosa, creo que debido a la falta de mantequilla. Por ello es preferible acompañarlas con un vaso de leche o de zumo.
Se pueden encontrar en casi todos los supermercados y además esta misma marca tiene otro paquete de galletas del mismo tamaño, diseño y forma, que tiene perritos en vez de los pajaritos, y que es de chocolate.
¡A disfrutar!
Son perfectas para casi todo tipo de estómago, ya que no tienen ni huevo, ni frutos secos, ni lactosa ni proteínas de la leche. Se podría pensar que elimiando todos esos ingredientes es poco probable que sepan bien, pero las he encontrado muy parecidas a las galletas de toda la vida. Sí que he notado que son un poco más secas, pero suele pasar con las galletas sin lactosa, creo que debido a la falta de mantequilla. Por ello es preferible acompañarlas con un vaso de leche o de zumo.
Se pueden encontrar en casi todos los supermercados y además esta misma marca tiene otro paquete de galletas del mismo tamaño, diseño y forma, que tiene perritos en vez de los pajaritos, y que es de chocolate.
¡A disfrutar!
SOS comemos fuera de casa!
Comer fuera de casa para cualquier persona con una intolerancia o alergia puede resultar a veces una tarea complicada, por ello quiero compartir algunos consejos, que me ayudan a la hora de elegir plato, para que mi estómago y yo no acabemos peleados a la hora de la digestión.
1. Preguntar. Puede parecer muy obvio, pero si tenemos dudas de si algún plato concreto de la carta tiene lactosa en alguna de sus variantes, preguntar al camarero es la manera más directa de salir de dudas.
2. Si los platos van acompañados de una lista de ingredientes (pizza, pasta, ensalada...), asegurarnos que no se nos cuela ningún tipo de queso.
3. Evitar en la medida de lo posible las salsas: pueden contener mantequilla o nata. Las mayonesa, los aliolis y la salsa rosa a veces van con leche, ante la duda preguntar es la mejor opción.
4. Alejarnos de los gratinados, en el 99.9% de los casos van con queso.
Eliminando cualquier plato que entre en las categorías anteriores las opciones pueden volverse algo limitadas. Pero no hay que desanimarse, sigue habiendo platos con las que chuparnos los dedos, que podemos comer sin problemas.
Ensaladas:
Restaurante mexicano. Esta lleva: pollo, distintos tipos de lechuga, aguacate, tomate y está aderezada con una vinagreta de mostaza y miel.
Pasta:
Restaurante italiano. Suelen ser los más complicados a la hora de elegir. Este plato lleva: pasta, aceite, ajo y pimentón.
Paellas/Arroces:
Mientras evitemos los Rissotos, que llevan parmesano y mantequilla, los arroces son un plato que no suele contener lactosa. Este lleva: arroz, langostinos y gambas como ingredientes principales.
Guisos de pescado o de carne:
Suelen ser una muy buena opción. Este lleva: rape, langostinos, almejas, cocinados como al pil-pil (aceite de oliva, ajo y perejil)
Pescados y carnes a la parrilla.
Chiringuito de Málaga. Espeto de sardinas.
¡Que aproveche!
1. Preguntar. Puede parecer muy obvio, pero si tenemos dudas de si algún plato concreto de la carta tiene lactosa en alguna de sus variantes, preguntar al camarero es la manera más directa de salir de dudas.
2. Si los platos van acompañados de una lista de ingredientes (pizza, pasta, ensalada...), asegurarnos que no se nos cuela ningún tipo de queso.
3. Evitar en la medida de lo posible las salsas: pueden contener mantequilla o nata. Las mayonesa, los aliolis y la salsa rosa a veces van con leche, ante la duda preguntar es la mejor opción.
4. Alejarnos de los gratinados, en el 99.9% de los casos van con queso.
Eliminando cualquier plato que entre en las categorías anteriores las opciones pueden volverse algo limitadas. Pero no hay que desanimarse, sigue habiendo platos con las que chuparnos los dedos, que podemos comer sin problemas.
Ensaladas:
Restaurante mexicano. Esta lleva: pollo, distintos tipos de lechuga, aguacate, tomate y está aderezada con una vinagreta de mostaza y miel.
Pasta:
Restaurante italiano. Suelen ser los más complicados a la hora de elegir. Este plato lleva: pasta, aceite, ajo y pimentón.
Paellas/Arroces:
Mientras evitemos los Rissotos, que llevan parmesano y mantequilla, los arroces son un plato que no suele contener lactosa. Este lleva: arroz, langostinos y gambas como ingredientes principales.
Guisos de pescado o de carne:
Suelen ser una muy buena opción. Este lleva: rape, langostinos, almejas, cocinados como al pil-pil (aceite de oliva, ajo y perejil)
Pescados y carnes a la parrilla.
Chiringuito de Málaga. Espeto de sardinas.
¡Que aproveche!
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