Tarta de frutas sin lactosa

Cada vez que buscaba la receta de alguna tarta o pastel, evitaba la crema pastelera como si fuera algún tipo de enfermedad. Solía pensar que terminaría con algún tipo de revuelto lechoso, insalvable e incomestible. Hasta hoy. He encontrado una manera sencillísima e infalible de prepararla, y la manera perfecta de incorporarla es en esta Tarta de frutas. 
Ingredientes

Preparación del hojaldre
Precalentamos el horno a 180ºC. Extendemos el hojaldre, con un rodillo le quitamos las arrugas, y lo colocamos en el molde. Doblamos el borde y pinchamos el fondo con un tenedor para evitar que suba. También podemos ponerle unos garbanzos, sobre un trozo de papel de hornear, si no ponemos el papel entre el hojaldre y los garbanzos, se nos quedarán incrustados en la masa. A pesar de todo, hay partes por las que sube más, aunque al salir del horno pierde el aire.

Preparación de la crema
Mezclamos todos los ingredientes (yemas, maicena, leche y azúcar), hasta que quede un líquido homogéneo, en un recipiente apto para microondas, y lo introducimos durante 3 minutos a máxima potencia. Lo sacamos, movemos con una cucharada de madera, e introducimos dos minutos más. Volvemos a sacar y remover, e introducimos un último minuto. Y la crema estará lista. Así de fácil.
A continuación la extendemos sobre el hojaldre, intentando que la superficie sea lo más lisa posible.
Mientras la crema termina de enfriar, cortamos la fruta y con paciencia decoramos como más nos guste. Yo al final usé un plátano y medio, medio caqui y un kiwi.
Para que la fruta no pierda su frescura, podemos pintarla con un poco de gelatina o en mi caso con miel. La introducimos unos segundos en el microondas para que se trabaje mejor y la aplicamos con un pincel de silicona.
El resultado es una combinación perfecta entre la acidez del kiwi, la dulzura del caqui, el crujiente del hojaldre y la suavidad de la crema. A día de hoy, el único postre que no ha recibido sugerencias de mejora por parte de mi padre, que, desde el cariño, suele ser mi crítico más exigente.
¡A disfrutar!

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